Sunday, July 10, 2011

Otra vez el debate

Suinterrogacion Por Carlos Alberto Montaner

Ideas - Libertad Digital, Madrid

La crisis ha hecho resurgir la polémica con cierta envenenada fiereza. ¿Por qué algunos países del sur de Europa –Portugal, España, Grecia, incluso Italia– tienen un desempeño económico peor que el del norte?

Se vuelve a hablar de una pujante Europa anglo-germánica frente a otra latina, más atrasada. Renacen incómodos argumentos raciales. Se dice de Francia que sólo es latina a medias, dado que su origen primordial es germánico: la legendaria tribu de los francos, cuna, nada menos, que de Carlomagno, el abuelo mítico de la Unión Europea.

Durante un siglo prevaleció la hipótesis del sociólogo Max Weber consignada en La ética protestante y el espíritu del capitalismo: la explicación estaba en la clase de cristianismo que acabó implantándose en una y otra región. Mientras en el norte, que había roto con el Vaticano, se había impuesto el protestantismo, matizado por un calvinismo que reverenciaba el trabajo y aceptaba el éxito y la acumulación de capital como una señal de conformidad divina, en el sur continuaban vigentes la sospecha católica contra la riqueza y su desprecio por las actividades mercantiles.

Weber no tenía razón. En el siglo XX otros pueblos no cristianos, alejados de los reñideros religiosos europeos, alcanzaron altísimas cotas de desarrollo y éxito económico: Japón, Singapur, Corea del Sur, Taiwán, Israel. Últimamente, China y la India, aunque las dos terceras partes de sus sociedades todavía sean rematadamente pobres, parece que van por el buen camino económico. Aún en medio de la crisis, la Irlanda católica tiene un mejor desempeño que la media europea.

Todo son conjeturas. Sin embargo, es posible encontrar algunos rasgos más o menos comunes en las naciones punteras del planeta, aunque con intensidad variable en cada una de ellas. He aquí diez de esas características:

1) Ante todo, entendimiento de cómo y dónde se crea la riqueza. Si se suscriben el victimismo y alguna de las variantes de la Teoría de la Dependencia, es muy difícil escalar los puestos de avanzada en el planeta. Si uno cree una tontería, actuará como un tonto.

2) Subordinación del conjunto de la sociedad, y de los grupos dirigentes, a las reglas comunes. Cuando hay incumplimientos, surgen los castigos y todos esperan que se apliquen. No hay nadie por encima de la ley.

3) Extendido sentido de la responsabilidad individual. Las personas tienen derechos, pero también deberes, y los asumen voluntariamente. Las sociedades en las que abundan los cazadores de privilegios y subsidios están condenadas a la retaguardia.

4) Libertad para tomar decisiones individuales en todos los ámbitos. Eso incluye libertad, facilidades y trato justo para emprender actividades empresariales que permitan competir sin limitaciones arbitrarias y sin favoritismos.

5) Curiosidad intelectual y amor por la innovación y el cambio. Las sociedades que triunfan suelen estar más preocupadas por el futuro que por el pasado, más centradas en los ingenieros que en los poetas, lo que no está reñido con el respeto por la jerarquía.

6) Armonía razonable entre la sociedad y el estado. Las personas esperan que las instituciones y los organismos públicos actúen en su beneficio. Los funcionarios son servidores públicos y no mandamases arrogantes.

7) Sistema judicial eficiente y previsible que resuelve los conflictos con justicia y en plazos razonables.

8) Respeto por la propiedad privada, que es tanto como respetar el esfuerzo de las personas y las familias por conservar el fruto de su trabajo honrado.

9) Marco macroeconómico responsable custodiado por el gobierno. Mantenimiento del valor de la moneda (lo que significa que los ahorros no se evaporan). Control de la inflación. Deuda pública baja. Balance fiscal.

10) Veneración por las personas triunfadoras y económicamente exitosas, siempre que esos logros se hayan hecho con arreglo a la ley. Es en este ambiente de admiración y no de odio donde germina el espíritu filantrópico.

Estas no son las únicas claves, pero sin duda forman parte del ADN de las naciones triunfadoras. ¿Se pueden replicar? Yo creo que sí, pero es esencial comenzar por el principio: entender con total claridad cómo y por qué hay ciertos pueblos instalados en la locomotora del planeta mientras otros van en los vagones de segunda y tercera clase.

Cuidado con los rótulos

Cuidado con los rótulos

Rotuladora Por Plinio Apuleyo Mendoza

El Tiempo, Bogotá

Tal vez por haber sido responsable de ellos y más tarde su víctima, no me gustan los rótulos infamantes que se lanzan contra una posición política. Prefiero que esta última sea objeto de un debate limpio y abierto. Digo esto a propósito de la expresión "mano negra" que le escuchamos al presidente Santos y que ha sido jubilosamente acogida por los columnistas de izquierda para calificar a quienes no comparten su posición.

Este rótulo encubre una peligrosa confusión. Estaba inicialmente destinado a quienes han expresado objeciones a la ley de víctimas y a otras iniciativas del Gobierno, además de señalar el incremento de la inseguridad. Luego, la misma expresión se hizo extensiva a los autores de crímenes para impedir la restitución de tierras a sus legítimos propietarios. A estos criminales sí les cabe la expresión de "mano negra". A los primeros, no. Fernando Londoño, Miguel Gómez, Nieto Loaiza y otros cuantos amigos de la misma línea política no cuestionan el propósito de la ley de víctimas, sino sus costos y su viabilidad, objeciones que merecen un debate sin rótulos siniestros de por medio.

La inseguridad es otro cuento. Es visible, no hay duda. Basta ver los noticieros de televisión. Pero no encuentro justo responsabilizar de ella al presidente Santos. La reaparición de la guerrilla obedece a dos fenómenos. El primero es la desmoralización de oficiales y soldados cuando, al derogarse el fuero militar, quedaron en manos de una justicia ordinaria que la guerrilla sabe manipular. Muchos de ellos prefieren permanecer en sus guarniciones. El otro fenómeno es la nueva estrategia de 'Alfonso Cano' de poner muchas de sus acciones en manos de milicianos bolivarianos que no usan uniformes y se camuflan fácilmente en la población rural.

Pero, volviendo a los rótulos, yo decía que alguna vez fui responsable de ellos. Y así ocurrió cuando era un impulsivo dirigente de las Juventudes del MRL, aliado de la Juco. De "mano negra" llegué a calificar a don Hernán Echavarría Olózaga, de quien más tarde sería su amigo y gran admirador de su posición política.

Luego yo mismo sería víctima de rótulos. Al compartir con Jean-François Revel, Octavio Paz, Aznar, Montaner, Enrique Krauze y los Vargas Llosa, padre e hijo, el mismo concepto contrario a un Estado paternalista -el "ogro filantrópico", lo llamaba Paz- y favorable a un modelo de desarrollo como el de Chile, apoyado en la educación, la seguridad jurídica, el auge de las inversiones, la apertura, las privatizaciones y un riguroso manejo fiscal, quedé primero calificado de "neoliberal" y luego de habitante de las cavernas de la extrema derecha.

Quien mejor puede comprender la injusta satanización de quienes no comparten los mitos de la izquierda fundamentalista es el propio presidente Santos. La tercera vía que compartía con Tony Blair rompió para siempre el viejo divorcio entre el modelo liberal de economía abierta y la socialdemocracia. Fue el punto de convergencia entre un centro derecha y un centro izquierda que ha permitido a Chile mantener la continuidad de una política con altos índices de crecimiento y grandes beneficios sociales. Es el mismo camino que siguieron los tigres asiáticos para llegar al primer mundo. Y, de paso, es también el que hoy sigue Brasil.

La real disyuntiva que afronta en la actualidad América Latina es la de seguir esta vía o la del populismo asistencial lanzado por Chávez, que explota el subdesarrollo cultural de las masas y que, con argumentos puramente emocionales, genera en ellas engañosas expectativas. ¿Seremos de la mano negra quienes tenemos esta visión? No lo creo. Pero será mejor guardar estos rótulos en los anaqueles del pasado.

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