Ha empezado la disputa por el voto latino entre los dos principales partidos de Estados Unidos, que hacen ya ofrecimientos y prometen acciones en temas como el empleo y la inmigración.
Inmigrantes protestan en Homestead, Florida, enarbolando banderas de México, Guatemala y Estados Unidos, el primero de mayo de 2006. Foto: Lynne Sladky/ AP
Al margen de estas diferencias, tanto demócratas como republicanos saben que los 21 millones de potenciales votantes hispanos serán decisivos en 2012, y ambos partidos han comenzado a intentar conquistarlos. “En 2008 el voto latino fue la niña bonita, todo el mundo quería bailar con ella. En 2012 somos la mujer más hermosa del baile, porque el voto aumenta cada año”, dice Julissa Gutiérrez, de la National Association of Latino Elected & Appointed Officials (NALEO), una organización que promueve la participación política de los hispanos en EU. “El voto latino aumenta con cada elección y proyectamos que al menos 12.2 millones de latinos saldrán a votar, un incremento del 26 por ciento respecto a 2008”.
Susana Martínez, gobernadora de Nuevo México. Foto: Especial
CLAVES EN ESTADOS MUY DISPUTADOS
El Partido Republicano promueve a candidatos populares entre los latinos, como Marco Rubio, senador por Florida, la gobernadora de Nuevo México Susana Martínez, y el gobernador de Nevada Brian Sandoval. Con ellos intentan hacer frente a la desconfianza que generan sus políticas de inmigración en el electorado latino.Por su parte, Obama obtuvo 67 por ciento del voto hispano en 2008 y aún cuenta con la mayoría de su respaldo. Según una encuesta publicada esta semana por Univision y Latino Decisions, el Presidente tiene la aprobación de 66 por ciento de los hispanos y se mantiene por delante de todos los candidatos republicanos; pero entre la población general, sólo 48 por ciento apoya su gestión.
El impacto del voto de los hispanos representa nueve por ciento del electorado y no se refleja tanto a nivel nacional sino en estados muy disputados. “Los votantes hispanos serán decisivos para determinar el resultado en los estados de batalla como Florida, Nuevo México, Nevada y Colorado, por eso los dos partidos presentarán más atención al votante latino”, asegura Mark López, director del Pew Hispanic Center. Si Obama pierde en esos estados, donde ganó en 2008, será muy posiblemente un Presidente de un solo mandato.
La abstención será clave. La brecha de participación entre los latinos y los blancos es de casi 20 puntos. López explica que una de las razones es demográfica: “La población latina es más joven. Muchos de los votantes latinos son nuevos votantes y no tienen suficiente información”. Latino Decisions añade una causa más: la falta de motivación. “En 2012 se espera que el porcentaje de participación sea similar al de 2008 (49 por ciento), o que baje un poco, porque muchos votantes hispanos se desilusionaron con la gestión económica de Obama”, explica Victoria DeFrancesco, portavoz de la organización.
Cuantos más hispanos acudan a votar mejor les irá a los demócratas. Obama está consciente de ello y por eso está haciendo un enorme esfuerzo para atraer sus votos desde hace meses: tanto en charlas y mesas redondas con periodistas que trabajan en español, como en giras por estados con importante presencia latina. “Espero que veamos un aumento (del voto) en 2012 y después en 2016. Si los hispanos no votan, están rechazando su poder político”, dijo Obama en un acto en la Casa Blanca en septiembre.
El gobernador republicano de Nevada, Brian Sandoval. Foto: Julie Duewel
Una encuesta de Univision arroja un dato importante: el trato humano hacia los indocumentados es decisivo para el votante hispano a la hora de apoyar o no a un candidato. Una de las preguntas decía: “Si usted apoya el plan de economía de un candidato y en el tema de inmigración éste ha dicho que los inmigrantes ilegales son una amenaza para EU y que nunca podría apoyar una amnistía para los ilegales, ¿qué le haría pensar esa declaración?”. De los encuestados, 54 por ciento dijo que estaría menos dispuesto a apoyar a ese candidato. “Los republicanos están empleando un tono muy duro en inmigración que no atrae votos latinos. Eso es una novedad en la campaña de este año y se explica por la influencia del Tea Party”, dice DeFrancesco.
Por ejemplo, el empresario y candidato republicano Herman Cain sugirió recientemente que habría que instalar una valla electrificada a lo largo de la frontera con México para matar a los inmigrantes ilegales que intentaran cruzarla; después, aseguró que era una broma y pidió disculpas. La representante por Minnesota, Michele Bachmann, ha puesto sobre la mesa el “peligro” de los llamados “bebés ancla”, los niños nacidos en EU de padres indocumentados para luego a través de ellos poder reclamar la ciudadanía para toda la familia. El gobernador de Texas, Rick Perry, ha sido criticado por sus oponentes por aprobar una ley que permitía a algunos estudiantes sin papeles beneficiarse de ayudas escolares. El ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, ha asegurado que la mayoría de los puestos de trabajo creados por Perry han ido a parar a manos de trabajadores ilegales, y éste contratacó en un debate al sacar a relucir que Romney contrató a una empresa donde trabajaban inmigrantes ilegales para realizar trabajos de matenimiento en su casa.
Agentes de la Patrulla Fronteriza revisan a dos brasileños que fueron detenidos cerca de Hidalgo, Texas, en mayo de 2005. Foto: John Wayne Liston/ AP
El gobernador de Texas, Rick Perry, sostiene un hacha de utilería en una reunión en New Hampshire en septiembre de este año. Foto: Brian Snyder/ Reuters
LOS REPUBLICANOS, A LA ZAGA
La dureza de los republicanos no se queda en discurso. En Arizona y Alabama han aprobado leyes que convierten en delito salir a la calle sin identificación, y donde la policía puede detener a cualquier persona para comprobar su estatus migratorio. En Alabama, las escuelas públicas están obligadas a comprobar el permiso de residencia de los estudiantes y de sus padres, lo que pone por primera vez en EU a los menores de edad en el punto de mira. “Lo que sucede en Alabama tiene mucha presencia en los medios de comunicación. De continuar la retórica antiinmigrante, los candidatos van a tener que responder y el tono va a ser muy importante”, dicen en NALEO.“Los republicanos están muy retrasados en su conexión con los votantes latinos. Cuando les preguntamos sobre los precandidatos republicanos, una inmensa mayoría, que a veces llega a 75 por ciento, nunca había escuchado de ellos o no tenía opinión de ellos”, dijo en Univision Matt Barreto, de Latino Decisions. “Los republicanos tienen que aumentar sus esfuerzos para llegar a los latinos y dejar de hablar constantemente de la inmigración ilegal ya que, cuando lo hacen, tienden a ser negativos porque están hablándole a sus seguidores en el Tea Party. Alejan a los votantes latinos cuando hablan de manera constante de la inmigración ilegal”. En el caso de la ley de inmigración de Arizona, los votantes ya dieron un aviso. En las elecciones locales celebradas el dos de noviembre pasado, el senador Russel Pearce, principal impulsor de la ley de inmigración aprobada en abril de 2010, ha perdido la votación y tendrá que dimitir.
Sin embargo, aunque la retórica de Obama sea más suave, lo cierto es que durante su administración las deportaciones se ha disparado: desde que es Presidente se han aprobado 400 mil de ellas cada año y la cifra total ya supera el millón. Para ofrecer una de cal y una de arena, este verano el Presidente canceló todas las deportaciones de indocumentados que no tengan antecedentes penales.
Propaganda para las elecciones de 2012. Foto: Especial
Según The New York Times, hay otras razones además del reportaje de marras. El diario escribió un editorial donde mantuvo que los republicanos querían evitar hablar de inmigración en esa televisión porque, de llevarse a cabo el debate en Univision, las preguntas las haría Jorge Ramos, un presentador de origen mexicano que ha sido muy crítico con las políticas que criminalizan a los inmigrantes indocumentados, mientras que en Telemundo el presentador será el mucho más amigable José Díaz Balart, un cubanoestadunidense hermano de dos poderosos republicanos de Florida, el congresista Mario Díaz Balart y el ex congresista Lincoln Díaz Balart.
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