En el peor momento de las relaciones con Colombia en las últimas décadas y en medio de la campaña por un cambio constitucional, el presidente venezolano Hugo Chávez volvió a utilizar ayer la palabra “desestabilización” para acusar a la oposición de orquestar un plan para “imponer miedo”, con el fin de evitar la reforma, que deberá refrendarse o rechazarse en las urnas el domingo.
Chavez advirtió además que le quitaría “todo” a los miembros de uno de los mayores gremios empresariales de Venezuela, el cual instó a los venezolanos a oponerse “por todos los medios legales” a la reforma constitucional que impulsa el gobierno.
El asesinato de un joven, identificado como José Oliveros, en la ciudad de Valencia, estado de Carabobo, durante una manifestación y en circunstancias que aún se intentan establecer, fue el dato luctuoso de la campaña, lo que para el presidente Chávez no es más que el accionar de “sectores enloquecidos y desesperados de la oposición que comenzaron con un plan de violencia”.
“El joven pidió que lo dejaran pasar para ir a su trabajo pero había unos enloquecidos y envenenados fascistas, por el libreto norteamericano, que le metieron dos tiros y lo mataron”, dijo Chávez durante un acto ante jefes castrenses en el que volvió a responderle a su par colombiano, Álvaro Uribe, al que calificó de “vocero de la oligarquía antibolivariana” y advirtió que lo él hizo en la crisis “fue poner a Uribe en su sitio”.
Mientras Uribe se llamó ayer a silencio después de la escalada verbal del fin de semana, desde el gobierno colombiano expresaron que sólo esperan observar los alcances del “congelamiento de relaciones” que el domingo había anunciado Chávez.
Los ex cancilleres, el colombiano Rodrigo Pardo y el venezolano Fernando Ochoa, coincidieron en calificar como “el peor momento de las relaciones entre ambos países en los últimos años” y en reclamar diálogo y negociación para superar las tensiones, mientras que el embajador estadounidense en Bogotá, William Brownfield, respaldó la decisión del presidente Uribe.
“El gobierno de Estados Unidos hace dos meses, a través del Departamento de Estado, vio con buenos ojos la mediación en Colombia para conseguir el acuerdo humanitario. Así como lo hizo en esa oportunidad, Estados Unidos respalda a Colombia en la decisión de la cancelación de esa mediación y las razones que tuvo para ello”, sostuvo Brownfield.
La de Colombia y Venezuela es una relación comercial de cerca de 5 mil millones de dólares, con una balanza comercial favorable a Bogotá en 1.9 mil millones. Razón más que importante para que ayer la presidente de la Cámara Comercial colombo-venezolana, María Elisa Chiappe, saliera a pedirle a ambos mandatarios “calma y moderación”.
Sin embargo, Chávez, quien aseguró que “no romperá relaciones”, porque eso “lo hará Uribe si quiere”, no se quedó callado.
Ayer, ante los representantes castrenses, le recordó “lo que ha pasado en estos últimos días en Colombia”, país donde a su entender “hay una oligarquía que no quiere paz y cree que va a jugar con nosotros. No va a jugar con nosotros ni una oligarquía colombiana ni ninguna otra. Venezuela se respeta”.
En este otro capítulo del contrapunto que mantienen Chávez y Uribe, después de que éste decidiera suspender la mediación ante las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) para tratar de lograr el canje humanitario de rehenes por guerrilleros detenidos y acusar al mandatario venezolano de tener “planes expansionistas en toda la región”,
Voceros gubernamentales, consultados por EL UNIVERSAL precisaron que las embajadas y las cancillerías estuvieron ayer en contacto para estudiar los alcances de las declaraciones cruzadas y principalmente en qué consistía “el congelamiento de las relaciones anunciadas por Chávez en la noche del domingo”. Aunque anoche, en el Palacio de Nariño, Uribe y un grupo de colaboradores se encontraban analizando los últimos ataques de Chávez.
No comments:
Post a Comment